Ahora sí que estamos a la puerta de finalizar una vendimia «diferente» (en cuanto a cantidad) pero con una calidad de la uva excepcional, cosa que veremos muy pronto. Aprovechamos hoy para hablar de uno de los métodos que utilizamos en nuestra bodega para elegir el mejor momento para iniciar la vendimia, así como realizar una visualización de la vinificación y tomar decisiones importantes en cuestiones de viticultura.
Se trata de un método de análisis patentado que en 7 minutos predice la Intensidad de Color del vino (del futuro vino) y mide numéricamente el estado de madurez de la uva, valorando de manera objetiva y reproducible la calidad de los taninos y el perfil aromático que tendrá el vino. ¡Todo esto nos lo dice la uva!
Este método ofrece dos Indicadores de Calidad avanzados (KQIs), el Color Probable (CPE) y el Índice de Madurez Fenólica (IMF), solo utilizando herramientas básicas de laboratorio, sin tener que enviar muestras a laboratorios externos.
Decíamos antes que uno de las mayores ventajas es poder elegir el momento óptimo para la vendimia, el momento en el que la uva presenta la máxima intensidad de color potencial estable y el menor índice de verdor de los taninos. Este sistema predice desde el envero el IMF alcanzable en el momento de la vendimia. También detecta los granos maduros o pasificados, por deshidratación, causados por ataque de polilla, botritys o simplemente por rotura debido a la debilidad del tejido de la piel.
Otra ventaja comentada es la visualización de la vinificación. Con datos como el IMF podemos orientarnos sobre cómo destinar las uvas a sus diferentes protocolos de vinificación. Si su valor es elevado (uvas inmaduras), se puede destinar a depósitos para maceraciones cortas o frías con un programa intenso de microxigenación.
También nos ayuda en la toma de decisiones en viticultura ya que todas las operaciones de las técnicas de cultivo van orientadas a conseguir una producción de uvas con un buen estado de madurez. Los datos que aporta este método dan una idea muy precisa de la calidad de la uva y dan un valor numérico comparable año tras año. Es decir, permite conocer qué tratamientos y prácticas de viticultura son las más adecuadas para cada viñedo.
