¿Quién puede resistirse al dulce chocolate? Y si estás aquí, desde Tamaral, presuponemos que también eres amante del buen vino. Pero ¿has intentado maridar ambos? Lo cierto es que unir estas dos piezas del puzzle gastronómico puede ser más que placentero.
Aprovechando que es el Día Internacional del Chocolate, te proponemos esta guía para que maridar vino y chocolate te resulte más fácil que nunca. Eso sí, sin olvidar que los gustos son subjetivos y que puedes combinar los sabores según tus preferencias. ¡Empezamos!
- Ser consciente del sabor y la intensidad de cada producto.
Lo cierto es que un chocolate negro, más puro, cuenta con una mayor intensidad en el paladar que puede eclipsar al sabor que proporciona el vino. El maridaje perfecto estaría en mezclar sabores suaves y más fuertes para que la combinación sea impecable. ¿Qué tal un chocolate blanco con un moscato? ¿Un chocolate negro con un vino blanco afrutado? La elección es del comensal.
- Una cata con escala: de suaves a ásperos, de claros a oscuros
Si la idea es hacer una cata de chocolate y vino, lo ideal será comenzar con sabores más suaves, tanto de vino como de dulce, y pasar a aquellos más broncos. El chocolate blanco y el chocolate con leche serán las opciones perfectas para empezar un maridaje. ¿Para terminar? Chocolate con sabores más fuertes, como aquellos que incluyen un 75% o más de cacao.
- Elija sumar ingredientes
El chocolate elegido puede incorporar otros ingredientes como nueces, avellanas, almendras, sal, caramelo o frutas. Estos sabores pueden ayudar a jugar con el vino. Un chocolate frutal puede combinar a la perfección con un vino afrutado con toques cítricos. Un vino de Jerez marida a la perfección con un chocolate más salado. ¿Frutos secos? Con vinos tinto de toques a frutos rojos. Juega con los sabores y acertarás.
- Quédese con sus sabores preferidos
El chocolate con leche es la variedad más “amable” cuando se trata de maridajes de vinos y puede combinar con una variedad de estilos. Sin embargo, cada tierra y cada costumbre tirará al amante del vino y del chocolate. Y será el comensal siempre el que tenga la última palabra.