Como su propio nombre indica, este proceso dará comienzo cuando las yemas comiencen a brotar. Es un proceso determinante para la evolución de los viñedos, ya que se corren ciertos riesgos que, si no los controlamos, pueden desencadenar en la perdida del fruto de toda una temporada.
Es muy fácil que durante este ciclo se produzcan heladas, especialmente en nuestra región. También pueden aparecer peligrosas plagas, por lo que es clave vigilar la vid para controlar en todo momento cualquier síntoma que pueda aparecer.
Durante esta fase, que suele tener lugar en el mes de marzo, se realizarán las primeras labores de labrado, como la eliminación de malas hierbas, o remover y airear la tierra para favorecer el enraizamiento y realizar las pertinentes tareas de abonado.