Normalmente, cuando se consumen alimentos que presentan en su sabor cierto grado de amargor o una sensación de aspereza, se trata de alimentos que contienen taninos.
Estos son compuestos fenólicos ricos en propiedades astringentes, antiinflamatorias y antioxidantes, que aportan beneficios a la salud, sobre todo usadas en casos de diarrea o gastroenteritis, además de proteger las células de los radicales libres y disminuir el riesgo de enfermedades degenerativas.
Sin embargo, el consumo de los alimentos que contienen estas sustancias no debe ser exagerado, ya que puede producir carencias en el organismo, debido a la absorción de los nutrientes como el hierro o las proteínas perjudiciales para la salud.
¿Dónde podemos encontrar los taninos?
En el vino, los taninos son provenientes de las uvas, y están contenidos en la piel, en los tallos y en las semillas de la vid, y al estar en contacto estos tres elementos durante el pisado de la uva y su posterior fermentación, afectan al sabor del vino.
También pueden hallarse los taninos en las barricas de madera o roble mientras es almacenado el vino, incidiendo esto en el sabor final y envejecimiento de la bebida.
Los taninos en los alimentos
Los taninos están relacionados con el vino, debido a su contenido en el hollejo de la uva que aporta beneficios en esta bebida, tanto es así que el consumo moderado de vino tinto previene la aparición de enfermedades cardiovasculares, por lo cual se consideran con efectos medicinales.
Además están presentes en otros frutos:
- La granada: contiene la mayor cantidad de taninos en la corteza y los tabiques internos. Su consumo en infusiones está indicada para tratar diarreas infecciosas, flatulencias, cólicos intestinales y estomago delicado.
- La manzana: presenta un alto contenido de taninos cuando se deja oscurecer la pulpa rallada del fruto pelado. De esta manera es indicada para tratar diarreas, y cuando esta cruda y con piel sirve para el estreñimiento, por lo que tiene esta fruta una doble función.
- En el caqui: la presencia de taninos se encuentra en la pulpa, sin embargo, disminuye con la maduración del fruto.
De igual manera los encontramos en los nísperos, fresas, legumbres, membrillo y el chocolate.
Pero los taninos también están presentes en el té negro, el té verde y el café, las pasas negras y espinacas. En el caso de té negro y el verde, la concentración de taninos aumenta al dejar reposar la bebida ya preparada, apreciándose en su sabor amargor y sensación de astringencia en la boca, siendo usados para tratar diarreas.
Importancia de los taninos en los vinos
La presencia de taninos en el vino aporta al paladar esa sensación de aspereza, sequedad y rugosidad. Mientras más cantidad de taninos, es mayor el amargor y sequedad o astringencia en la bebida.
Además de incidir en el envejecimiento del vino, dotándolo de mayor complejidad, cuerpo y estructura.
Como ejemplos se presentan la variedad de uvas Syrah y Mencía, por poseer alto contenido de taninos.
Ahora bien, si existe una carga mayoritaria de taninos en un vino joven, puede hacerlo demasiado amargo y desagradable si es consumido antes de tiempo.
Beneficios para la salud de los taninos
- Al ser consumidos diariamente en pequeñas cantidades tiene un efecto antioxidante en el organismo.
- Protegen el sistema inmunológico.
- Evitan los procesos inflamatorios como el caso de varices y hemorroides, y procesos degenerativos generados por radicales libres, regulando el metabolismo.
- Coadyuvan en la correcta cicatrización de heridas.
- Tienen una acción fungicida, ya que combaten las bacterias, hongos y virus que aparecen en mucosas y piel.
- Favorecen una correcta digestión y controla la diarrea.
- Contrarresta la fatiga física y mental, siendo considerados los alimentos que lo contienen como energéticos.
- Reducen el colesterol malo, de ahí la indicación de ingerir vino tinto moderadamente.
Precauciones
El consumo excesivo de alimentos ricos en taninos reduce considerablemente el calcio, hierro y otros minerales, por lo que se sugiere en las comidas principales separar los taninos de alimentos cargados de hierro.
Para ello se recomienda consumir café o té hasta 2 horas después de comer, y evitar en los postres frutas como arándanos, granada o manzanas.
También debe evitarse su ingesta en casos de estreñimiento, gastritis o ulcera duodenal, porque puede aumentar las molestias.
El consumo desmedido de estos alimentos puede ser toxico y ocasionar falta de apetito, dolor estomacal y otras alteraciones digestivas.
