El color del vino depende de muchos factores: se adquiere en función de la cantidad de pigmentos contenidos en la uva. A estas moléculas encargadas de la pigmentación se le conoce como antocianos, se alojan en la piel del fruto y puede volverse de tonos azules, violetas y rojas que, al ser combinados con los taninos, aportan color al vino.
No obstante, es importante tener presente que los radicales libres que poseen se van perdiendo con el oxígeno, lo cual hace posible que los colores del vino evolucionen de maneras distintas.
Otro factor que incide en el color del vino es el clima en el cual fueron cosechadas las uvas: en regiones frías, la coloración es menor, y cuando es más cálido, la uva desprende más colorantes.
No puede obviarse el factor tiempo de crianza; ya que los vinos cambian su color también por la edad.
Color del vino tinto
El color del vino tinto se obtiene en función de:
- Variedad de la uva: de acuerdo a la variedad de la uva, se pueden encontrar vinos de colores más intensos o tonos más bajos. En el caso de las variedades con alta capacidad colorante se citan la garnacha tintorera, cabernet sauvignon, tempranillo o Syrah. En el caso de la garnacha tinta o el pinot noir, producen vinos de colores más ligeros.
- Proceso de elaboración: si un vino se elabora y en breve tiempo es embotellado, siendo un vino joven se encontrarán colores intensos como el purpura, violáceos de gran intensidad. Si se trata de un vino criado en barrica, la micro oxigenación que recibe, permite la obtención de tonos cerezas y rojos. Ahora bien, en la medida que las crianzas en botella y barrica se hacen más largas, los colores pierden intensidad, tornándose más a los colores teja.
- Clima: este factor incide en los antocianos, debido a que estos se generan en el proceso de maduración (tonos rojizo o dorado que adquiere el fruto) y el cambio de color en las uvas dependen directamente del sol y la pluviometría, encargados de determinar la cantidad de polifenoles en la piel y pulpa, por lo cual, los vinos con mayor insolación e índices de estrés hídrico adecuado, darán como resultado colores más intensos y profundos.
- Zona de producción: dependiendo de la altura del viñedo, la dirección de planeación y diferencias de temperatura entre el día y la noche, se generan concentraciones de antocianos mayores, resultando variedades como la garnacha tinta que en zonas como Navarra tiene colores de capa media, y capas muy altas en zonas como Méntrida.
Variedad de colores de vino tinto
Para adentrarnos en el fascinante mundo del vino tinto, es necesario conocer la gama de colores que pueden encontrarse, partiendo de la luminosidad, saturación y el tono. Este último viene determinado por la propia naturaleza del color, resultando las siguientes variedades de colores:
- Azulados: se presentan en los vinos tintos más jóvenes y poco evolucionados. En ellos es percibido la influencia de los antocianos sobre el mosto en los reflejos azulados. Se presentan como vinos con poco cuerpo, buena acidez y frescos.
- Caoba: son vinos con bastante tiempo de evolución, es decir, con tiempos de crianza largos. A diferencia de los vinos azulados, en ellos se intensifica el cuerpo de la bebida y se pierde frescura y acidez.
- Granate: color característico de los vinos tintos al inicio de su evolución, generalmente su crianza no excede los 3 años.
- Rojo: color característico de los vinos tintos en el punto máximo de su evolución. Su color es intenso y brillante y con más cuerpo.
- Teja: tonalidad que adquieren los vinos tintos más viejos, indicando tiempos de crianza muy largos, en el que el vino va perdiendo intensidad de color, opacidad y brillo, tornándose más bien entre color anaranjado o ambarino.
Vinos blancos
La variedad de colores de los vinos blancos se pueden encontrar desde el verdoso brillante hasta el oro-ámbar, en los cuales los primeros colores indican mayor juventud del vino y los últimos son los más evolucionados y con mayor necesidad de ser consumidos.
- Los vinos gallegos suelen ser más amarillos claros y brillantes con tonalidades distintas.
- Por su parte, si se trata de vinos con crianza en madera o sobre lías, suelen tener colores más claros o dorado.
- Los vinos finos y generosos suelen ser de colores más ámbar, debido a su crianza larga en barricas por su fermentación biológica.
- Finalmente, cuando se trata de vinos dulces, los colores llegan al caoba debido a su larga crianza en barricas.
Vinos rosados
Se trata de vinos cuya evolución es más rápida que los vinos tintos, donde la cantidad de antocianos que contienen es mucho menor, por lo que el caldo se ve afectado por la oxidación.
La variedad de uvas que suelen emplearse para la elaboración de los vinos rosados son cariñena, tempranillo, pinot noir, cabernet sauvignon, merlot, entre otras.
Cuando se trata de vinos que tienen maceraciones largas se obtienen tonos rosas más fuertes, casi llegando a violetas, mientras que los vinos con maceraciones más cortas dan como resultado colores más rose gold.
También es importante tener en consideración la técnica usada para su producción. Estas son dos:
- La técnica de Sangrado, que consiste en dejar la piel de la uva con el jugo por un par de horas, como resultado, se obtendrá un vino con una tonalidad rosácea.
- La otra técnica es conocida como Clarete. En esta se produce una mezcla de uvas blancas con tintas, lo que permite que existan vinos que pasen por tintos, aunque tengan un bajo color.